Otra vez despertar con el sonido estridente de la alarma del teléfono. Otra ducha rápida medio dormido. Un café frío de un trago. El viaje en el metro, escondiendome de mis iguales tras un libro. En la oficina intercambio de monótonos buenos días. La bandeja de entrada rebosa temas triviales. Otro café. Llamadas con voces extrañas, con las que me entretengo imaginando sus caras. Reuniones interminables y descansos demasiado cortos. Al final salgo más tarde de lo que debería.
De camino a casa no consigo descontectar de esa enfermedad endémica que es el trabajo. Veo el futuro incierto. Los errores del pasado. Pienso en lo que tengo lejos. En lo que quería ser cuando quería ser mayor. En la batalla que es cada día. Me siento en un banco a reposar el dolor de cabeza. Se pone a llover. Lo que faltaba este día. Una lágrima se confunde con la primera gota de lluvia, que impacta cerca del ojo. Siento que cada una que me golpea el rostro arrastra con ella un poco de tristeza. Me refresca. Son como pequeñas descargas eléctricas que me hacen reaccionar. Alzo la mirada al cielo y una sonrisa se va dibujando en mi boca. En ese momento me doy cuenta de que detrás de esas nubes está el sol. Miro a mi alrededor sintiendo lástima por aquellos infelices que no olvidaron el paraguas en casa.
De camino a casa no consigo descontectar de esa enfermedad endémica que es el trabajo. Veo el futuro incierto. Los errores del pasado. Pienso en lo que tengo lejos. En lo que quería ser cuando quería ser mayor. En la batalla que es cada día. Me siento en un banco a reposar el dolor de cabeza. Se pone a llover. Lo que faltaba este día. Una lágrima se confunde con la primera gota de lluvia, que impacta cerca del ojo. Siento que cada una que me golpea el rostro arrastra con ella un poco de tristeza. Me refresca. Son como pequeñas descargas eléctricas que me hacen reaccionar. Alzo la mirada al cielo y una sonrisa se va dibujando en mi boca. En ese momento me doy cuenta de que detrás de esas nubes está el sol. Miro a mi alrededor sintiendo lástima por aquellos infelices que no olvidaron el paraguas en casa.