Escribujo de la Inspiración Absurda

Todo parecía una broma. Una estupidez que salió de la boca de uno de ellos. Más bien como producto de un consumo excesivo de cervezas y del par de porros que circularon entre los ocupantes del sofá que estaba frente a la televisión, que del convencimiento de que era una buena idea. Jugaban a la consola.

De un tiempo a ahora los juegos interactivos habían revolucionado la Industria del Entretenimiento. Desde aquellos que te exigían mover el mando para controlarlos, hasta aquellos en los que, a través de cámaras y sensores de movimiento, tu cuerpo era el propio mando. Pero sin duda, los juegos estrella en las pequeñas reuniones sociales eran los de música. Se empezó con los de cantar. Después los de tocar instrumentos.

Pero al que ellos jugaban era en el que había que montar la banda entera. Se lo habían gozado cantando "The Pretender" de los Foo Fighter, y se sumergieron en "Free Bird" de Lynyrd Skynyrd. De repente, uno de ellos lo dijo: "Sería cojonudo crear un juego típico de avioncitos, pero que se controlase por voz. Más agudo para ascender y más grave para descender. Además para disparar Habría que decir PUM... iiiiiiIIIIIIIIiii--PUM--iiiiiIIIIIIiii". Un silencio de un par de segundos y comienzan las carcajadas. La tontería les hizo reir por horas. Ahí quedó todo.

Seis meses después, la productora en la que trabajaba uno de ellos lanzó en Fly Singer. Un juego de aviones controlado por voz. Más agudo para ascender y más grave para descender. Además para disparar Habría que decir PUM... iiiiiiIIIIIIIIiii--PUM--iiiiiIIIIIIiii. Fue el mayor éxito de ventas desde el Tetris Porno (ese en el que había que ir encajando mujeres desnudas en hombres que caian del cielo), y sus desarrolladores se hicieron de oro.

El caso del robo de la idea llegó a los tribunales. Pero nadie pudo demostrar la autoría intelectual de aquellos amigos que lo idearon. Sólo uno de ellos asumió su creación y traicionó al resto. Cabrón sin Escrúpulos.