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Siempre he sido un tío tranquilo. He conseguido dominar fácilmente mis impulsos. He mantenido la calma en momentos tensos. Si alguién me toca los cojones, consigo ser educado y no darle importancia. Si me ocurre alguna desgracia, suelo relativizarla y mantener el tipo. Soy el hombre impasible. Siempre me lo han dicho. El clásico "Tú no tienes sangre, Tienes horchata", y cosas por el estilo.
Pero de unos años para acá la cosa ha cambiado radicalmente. Hay un momento en el que todos mis instintos animales vencen las barreras de autocontrol que he establecido durante años. Soy incapaz de mantener la compostura y comportarme como el caballero que siempre he sido. He recurrido a psicólogos que me recomendaban hacer deporte. A entrenadores personales que me recomendaban ir al psicólogo. He leído libros de autoayuda. He practicado Yoga, Taichí y Meditación Tántrica. Me he convertido al Budismo, al Mahoismo y al Socorrismo. Me como las Valerianas como si fueran caramelos. Recurro al Valium más a menudo de lo recomendable. El alcohol y los somníferos tampoco me han ayudado mucho. Nada puede pararlo.
Pero ¿qué es eso que me altera tanto? ¿Qué es eso que saca lo peor de mi? ¿Aquello que convierte a mi educado Dr. Jekill en el berraco de Mr. Hide? No puedo nombrarlo. Sólo pensarlo provoca fuego en mi interior. Sudores fríos cubren mi frente. Tiemblan las piernas. Los ojos se inyectan en sangre.
Abro la nevera. Ahí está la caja, esperando a que la tome con mis manos humedas y nerviosas. Sólo con rozarlo lo noto... mmmmhhhhaaaaAHHHHHHH!!!! VAN A RODAR CABEZAS!!!! ¿¿¿QUIÉN HA DEJADO EL CARTÓN DE LECHE VACÍO EN LA NEVERA??? ¡MATAR! ¡MATAR! ¡MATAR!
Yorch, el dibujo como siempre esplendido, e Iñaki siempre, consigues sacarme una sonrisa con tu narrativa, me encanta que tengais ese buen humor.
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