Colgué el teléfono y me sudaban las manos. No sabía si llamar a mi madre o gritar por la ventana. El papel con la dirección de la cita estaba arrugado entre mis dedos. Era hora de prepararse. Saco mi mejor traje. Me lo pruebo con 4 camisas diferentes. Al final elijo la blanca. Saco brillo a los zapatos cada dos horas. Reviso trescientas ochenta y siete veces la lista de cosas que necesito. Una copia de cada uno de los títulos de mis dos licenciaturas. Las acreditaciones de mis tres idiomas. Cartas de recomendación. Dos copias de mi curriculum actualizado. He estudiado cada aspecto de mi formación y experiencia profesional. Soy capaz de responder a todas las preguntas. He preparado mi presencia al detalle. Estoy listo para la entrevista de trabajo.
Llego antes de tiempo, y me tomo un café en el bar de abajo. 5 minutos antes de la hora de la cita entro en la oficina. Me sientan en la sala de espera durante 40 minutos. Al final, una chica de recursos humanos me mete en un cuartito y me da una carpeta enorme con cientos de tests. Uno de personalidad, otro de idiomas, Otro de inteligencia... Al acabar los evalúan, y deciden que me merezco una entrevista personal. Hablo durante media hora con un especialista en recursos humanos respondiendo a preguntas sobre temas que no tienen nada que ver con mi experiencia, con mi formación, ni con el puesto de trabajo al que aspiro. Al terminar me mandan a casa prometiéndome que tendré noticias suyas.
Como no es la primera vez que me pasa esto, no espero que me llamen. Pero me llaman. Me dicen que tengo que presentarme en las oficinas para participar en unas dinámicas de grupo con los demás aspirantes. En las dinámicas nos hacen colaborar por equipos. Hacemos juegos de niños. Mientras 3 pseudopsicologos nos miran con las cejas arqueadas mientras toman notas en sobre una carpeta. Cuando terminamos a 6 nos hacen pasar a otra habitación. Donde nos comunican que nos entrevistará el jefe del departamento de la vacante. Me reúno 5 minutos con un señor que me pregunta básicamente si sé manejar una hoja de cálculo. Cuando finalizo voy camino de casa cuando me llaman para decirme que el trabajo es mío.
En mi primer día me encargan hacer fotocopias y llevar café. El segundo día tengo que comprobar 50 Excel y crear otros 50. Oigo un grito en el cubículo de al lado. Me asomo u veo a lo que se podría describir como un chimpancé con traje, que se dedica a meterse en Facebook y ver videos de YouTube. Es mi jefe directo. Al investigar un poco descubro que se apellida igual que el dueño de la empresa. Curioso. Resulta que mi trabajo es hacer el trabajo por el que pagan al inútil del hijo del dueño para justificar su salario. Eso si, por un décima parte de lo que cobra él. Casi envidio a los que se quedaron en la primera entrevista del proceso de selección.
..como la vida mísma!!
ResponderEliminarMuy bueno¡¡¡¡como siempre el dibujo me encanta. Pero que casualidad, conozco a los que se quedaron en la primera entrevista y todos, te tienen una envidia enorme por haber sido seleccionado.
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