Escribujo en la Gran Ciudad

Dicen que en la Gran Ciudad eres un número más. Que no hay relaciones personales. Se equivocan. Aquí estoy. De nuevo en el metro, a la hora de siempre, hacia el lugar de siempre. Con esta gente viajo todos los días. Nunca hemos hablado, pero los conozco bien. 

Por ejemplo, la chica pelirroja es Sara (Les he puesto nombres que me parece que les van bien), y es de algún pueblo de Vizcaya, cerca de Bilbao. Su acento le delata. Tiene entre 30 y 35 años, aunque por como viste quiere aparentar entre 27 y 28. Trabaja como recepcionista en algún tipo de empresa de servicios informáticos. Le gustan las novelas románticas y vive cerca del parque de El Retiro. El chico negro es Fran, estudiante de arquitectura. Y, aunque por su aspecto no lo aparente, siempre escucha zarzuelas. Su novia debe estar estudiando en el extranjero. Armando es el señor del pelo blanco, y tiene un nieto en la carcel por posesión de drogas. Coge todos los días el metro para ir a visitarle. Él nació en el norte de Andalucía, pero vive en Madrid desde que se casó. El hombre del bigote es Gerardo, está divorciado y vive solo. Tiene dos hijos a los que no ve nunca, y su trabajo de comercial a puerta fría le amarga la vida. 

Y después estoy yo. Les miro de reojo, en los reflejos de los cristales. Escucho sus conversaciones y me fijo en sus lecturas. Analizo su ropa ¿Zapatos gastados? ¿Camisa arrugada? ¿Un cambio de look repentino? Veo si un día sonríen. Si otro están tristes. Si van solos o acompañados. Imagino sus vidas y llegan a formar parte de la mía. No estamos solos en esta jungla. Simplemente estamos perdidos.

1 comentario :

  1. Hola, yo, no salgo en la foto, pero estoy sentada detras de Gerardo,la morenaza de ojos verdes,la que siempre va leyendo novela romantica, que le vamos a hacer algún defectillo tendría que tener.

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