Escribujando La verdadera Navidad.


Siempre han dicho que yo lo que quiero es robar la Navidad porque la odio. Menuda tontería. Quizás sea a la persona a la que más le gusta la Navidad del mundo. Bueno, persona no soy del todo. Aunque un día lo fui. Pero poco a poco, año tras año, me he ido convirtiendo en lo que veis.

Lo creáis o no, antes yo era un joven apuesto de rizos dorados, de complexión atlética, facciones suaves, ojos verdes y tez rosada. Mi nombre Grinch Claus. Mi apellido os suena ¿verdad? Efectivamente, soy el hermano mayor de Santa Claus. Mi padre era Hermann Wilhelm Claus. Y en su día yo era el Príncipe del Polo Norte. Un reino de enanos verdes muy graciosos y trabajadores. Durante siglos, mi padre había tenido la responsabilidad de analizar las cosas buenas y malas que se hacían en el mundo y las premiaba o castigaba. Con juguetes para los niños buenos, y carbón para los malos.

Porque en nuestro reino había dos grandes factorías. La fábrica de juguetes Claus & Son,  de la que mi padre me había hecho gerente, ya que al ser el mayor de sus hijos, sería su sucesor, y la Compañía de Explotación Minera del Carbón del Polo Norte, que gestionaba mi hermano Santa. Todo funcionaba genial hasta que llegó la revolución industrial. Con el aumento de la demanda de carbón por parte de los países en los que se desarrollaban las múltiples industrias, El precio de esta materia prima se disparó de forma desorbitada. Mi hermano Santa vio la oportunidad para hacer mucho dinero vendiendo el carbón de nuestras minas. Pero como había muchos niños malos, apenas quedaba stock para hacer negocio.

El día que falleció nuestro padre yo debía asumir el liderazgo, pero Santa tenía otros planes. Me citó en la fábrica de juguetes y me empujó en el interior de una cubeta de disolvente industrial. El me creyó muerto, así que asumió el liderazgo del Polo Norte, y se dedicó a vender nuestro carbón al mejor postor. Y desde entonces, todos los niños, hayan sido buenos o malos, reciben regalos en Navidad, porque el carbón se vende para ser quemado.

Aunque sobreviví, físicamente me vi muy afectado, y me escondí en las montañas. Y ahora, ha llegado mi momento. Voy a revolucionar las Navidades tal y como las conocemos. Volveremos a sus inicios, donde aquellos que sean malos recibirán lo que se merecen. Mi hermano Santa tiene los días Contados. ¡Mi venganza está cerca! ¡Viva la auténtica Navidad!

Vida y muerte de un Escribujante


Por mucho presionábamos ella seguía impasible. Llevábamos trece horas de interrogatorio, y aquella mujer no mostraba la más mínima debilidad. Su nombre era Emma Gianakopoulos, y era hija de uno de los más importantes armadores griegos. 

Había estudiado en las mejores escuelas europeas, codeándose con la flor y nata de la aristocracia continental. Pronto había mostrado un carácter rebelde e inconformista, y abandonó sus estudios en la Universidad de La Sorbona para dedicarse al arte audiovisual. Pasó a formar parte de los círculos intelectuales alternativos de la vida bohemia de París. Y se le relacionó sentimentalmente con los artistas más vanguardistas del momento. 

Últimamente su pareja era un pintor fracasado Benjamín Edelstein. Un beatnik desfasado que culpaba de su escaso éxito a la sociedad. Sostenía que era un adelantado a su tiempo, y que en el momento en que muriese sus obras obtendrían el reconocimiento que se merecían. Varios testigos aseguraban haber escuchado a Benjamín la idea de suicidarse para que por fin la gente le prestase atención a su arte. Pero nadie le tomaba en serio. 

La mañana de 13 de Mayo, el señor Edelstein se precipitó al vacío desde la ventana de su buhardilla, en el número 34 del Bulevar Saint-Michel, estrellándose contra el pavimento y pereciendo en el acto. En el apartamento sólo se encontraba Emma, que aseguraba que Benjamín saltó por su propia voluntad, harto de no triunfar, e intentando demostrar su teoría sobre la revalorización de su obra. El caso parecía sencillo, pero algo en la cara de la señorita Gianakopoulos hacía pensar que no le dolía demasiado la muerte de su amante. 

Esto, unido a que ella era la única heredera de todas las pinturas del desaparecido pintor (que efectivamente se estaban revalorizando de una manera espectacular), y beneficiaria de su seguro de vida, la ponían en el punto de mira de mi investigación. Fría como el hielo contestaba mis preguntas con monosílabos. Después de varias horas de infructuoso interrogatorio, una grieta en su ánimo me hizo creer que se derrumbaría y confesaría su más que probable culpabilidad en la muerte de Benjamín. 

Pero en ese momento, un ejército de abogados, enviados por su adinerado padre irrumpieron en la habitación y se la llevaron. El caso se cerró, admitiendo el suicidio. Ella desapareció de la vida intelectual de París, e incluso de Francia. 

Yo, 8 años después,  sigo investigando. Releyendo. En busca de cualquier detalle que pueda incriminarla. Es la asesina de mi hermano y no voy a detenerme.

Inspector Adam Edelstein.

PsycoEscribujo


Me llamo Ander Treviño, y soy Pisicologuista. Lo digo de cara y sin avergonzarme. Durante años vengo escuchando las penas, preocupaciones y locuras de todos aquellos que se pueden permitir pagar 85 Euros la hora. Como se habrán podido imaginar he visto de todo. Desde la pobre anciana que se deprimía cada vez que alguien decía "José María Íñigo", hasta el misterioso caso del increíble "Hombre tetera" Que se dedicaba a ir a restaurantes y cafeterías para orinar en las tazas de la gente. Un artículo sobre este último paciente, que escribí para la revista "Pisicologuistas Hoy" me valió el premio de la Academia de Pisicologuistas Españoles.

Pero los pacientes que realmente han marcado mi existencia son "El Señor Cesta de Huevos", que sólo sabía decir "Cesta de Huevos", y "La Prima de Mao Zedong", una señora de Pozuelo de Calatrava que aseguraba ser descendiente directa del líder Comunista Chino. 

Empecemos por el primero. Cuando llegó a la consulta "El Señor Cesta de Huevos" me quedé impresionado. A cada pregunta que yo le hacía el respondía ¡Cesta de Huevos! No había forma de que dijera otra cosa. Le induje al sueño. Le desperté de golpe y me dijo ¡Cesta de Huevos! Probé a comunicarme con él escribiendo, pero sólo escribía ¡Cesta de Huevos! y se frustraba porque no le entendía. Y yo me frustraba porque no veía la forma de ayudarle. 

En el caso de "La Prima de Mao Zedong" me pasó algo parecido. Aunque era claramente española y caucásica (además de estar ternesca), se empeñaba en hablar en chino. Como yo sospechaba que en realidad se lo inventaba, invité a Chang, el dependiente de la tienda de ultramarinos del barrio, que como en el resto de España resulta que es chino, y le pedí que me tradujera. Pero me dijo que no entendía lo que decía la señora. Dos casos en los que me tuve que rendir por ser incapaz de comunicarme con los pacientes.

Una mañana, Estaba comprando alcaparras en la tienda de Chang y entró "El Señor Cesta de Huevos". Miró a Chang y le dijo ¡Cesta de huevos! Chang le entregó lo que pedía y mi paciente dijo ¡Gracias! Estaba curado. Sólo necesitaba que le dieran lo que pedía.

"La Prima de Mao Zedong" murió poco después de la curación de Emilio (Así se llamaba "El Señor Cesta de Huevos"). Estando en el funeral se presentaron muchos chinos de uniforme y le rindieron honores militares. Resulta que Mao Zedong estuvo de visita en España y echó una canita al aire con una autóctona. Y fruto de esta relación nació "La Prima de Mao Zedong". Chang me confesó que él era Coreano, pero fingía ser chino para poder entrar en el negocio de las tiendas de chinos (¿Quién ha oído hablar de las tiendas de coreanos?) Por eso no entendía lo que decía "La Prima de Mao Zedong".

Como buen Pisicologuista sólo puedo sacar una conclusión lógica de mis experiencias profesionales. Las cosas no son lo que parecen, y sobre todo, muchas veces no parecen lo que son.

Mi Escribujo es un Jefe. Mi Jefe es un Mono. Mi Mono es un Escribujo.


Colgué el teléfono y me sudaban las manos. No sabía si llamar a mi madre o gritar por la ventana. El papel con la dirección de la cita estaba arrugado entre mis dedos. Era hora de prepararse. Saco mi mejor traje. Me lo pruebo con 4 camisas diferentes. Al final elijo la blanca. Saco brillo a los zapatos cada dos horas. Reviso trescientas ochenta y siete veces la lista de cosas que necesito. Una copia de cada uno de los títulos de mis dos licenciaturas. Las acreditaciones de mis tres idiomas. Cartas de recomendación. Dos copias de mi curriculum actualizado. He estudiado cada aspecto de mi formación y experiencia profesional. Soy capaz de responder a todas las preguntas. He preparado mi presencia al detalle. Estoy listo para la entrevista de trabajo. 

Llego antes de tiempo, y me tomo un café en el bar de abajo. 5 minutos antes de la hora de la cita entro en la oficina. Me sientan en la sala de espera durante 40 minutos. Al final, una chica de recursos humanos me mete en un cuartito y me da una carpeta enorme con cientos de tests. Uno de personalidad, otro de idiomas, Otro de inteligencia... Al acabar los evalúan, y deciden que me merezco una entrevista personal. Hablo durante media hora con un especialista en recursos humanos respondiendo a preguntas sobre temas que no tienen nada que ver con mi experiencia, con mi formación, ni con el puesto de trabajo al que aspiro. Al terminar me mandan a casa prometiéndome que tendré noticias suyas. 

Como no es la primera vez que me pasa esto, no espero que me llamen. Pero me llaman. Me dicen que tengo que presentarme en las oficinas para participar en unas dinámicas de grupo con los demás aspirantes. En las dinámicas nos hacen colaborar por equipos. Hacemos juegos de niños. Mientras 3 pseudopsicologos nos miran con las cejas arqueadas mientras toman notas en sobre una carpeta. Cuando terminamos a 6 nos hacen pasar a otra habitación. Donde nos comunican que nos entrevistará el jefe del departamento de la vacante. Me reúno 5 minutos con un señor que me pregunta básicamente si sé manejar una hoja de cálculo. Cuando finalizo voy camino de casa cuando me llaman para decirme que el trabajo es mío.

En mi primer día me encargan hacer fotocopias y llevar café. El segundo día tengo que comprobar 50 Excel y crear otros 50. Oigo un grito en el cubículo de al lado. Me asomo u veo a lo que se podría describir como un chimpancé con traje, que se dedica a meterse en Facebook y ver videos de YouTube. Es mi jefe directo. Al investigar un poco descubro que se apellida igual que el dueño de la empresa. Curioso. Resulta que mi trabajo es hacer el trabajo por el que pagan al inútil del hijo del dueño para justificar su salario. Eso si, por un décima parte de lo que cobra él. Casi envidio a los que se quedaron en la primera entrevista del proceso de selección.

Dr. Escribujo y Mr. Jai

(HACER CLICK EN LA IMAGEN)
Siempre he sido un tío tranquilo. He conseguido dominar fácilmente mis impulsos. He mantenido la calma en momentos tensos. Si alguién me toca los cojones, consigo ser educado y no darle importancia. Si me ocurre alguna desgracia, suelo relativizarla y mantener el tipo. Soy el hombre impasible. Siempre me lo han dicho. El clásico "Tú no tienes sangre, Tienes horchata", y cosas por el estilo. 

Pero de unos años para acá la cosa ha cambiado radicalmente. Hay un momento en el que todos mis instintos animales vencen las barreras de autocontrol que he establecido durante años. Soy incapaz de mantener la compostura y comportarme como el caballero que siempre he sido. He recurrido a psicólogos que me recomendaban hacer deporte. A entrenadores personales que me recomendaban ir al psicólogo. He leído libros de autoayuda. He practicado Yoga, Taichí y Meditación Tántrica. Me he convertido al Budismo, al Mahoismo y al Socorrismo. Me como las Valerianas como si fueran caramelos. Recurro al Valium más a menudo de lo recomendable. El alcohol y los somníferos tampoco me han ayudado mucho. Nada puede pararlo. 

Pero ¿qué es eso que me altera tanto? ¿Qué es eso que saca lo peor de mi? ¿Aquello que convierte a mi educado Dr. Jekill en el berraco de Mr. Hide? No puedo nombrarlo. Sólo pensarlo provoca fuego en mi interior. Sudores fríos cubren mi frente. Tiemblan las piernas. Los ojos se inyectan en sangre. 

Abro la nevera. Ahí está la caja, esperando a que la tome con mis manos humedas y nerviosas. Sólo con rozarlo lo noto... mmmmhhhhaaaaAHHHHHHH!!!! VAN A RODAR CABEZAS!!!! ¿¿¿QUIÉN HA DEJADO EL CARTÓN DE LECHE VACÍO EN LA NEVERA??? ¡MATAR! ¡MATAR! ¡MATAR!

Todas Brujas y Escribujas

Elviro siempre ha tenido una pequeña lucha interna en lo que se refiere a las brujas. Por un lado le daban miedo, ya que se supone que comen niños. Pero al fin y al cabo, él ya era un hombre, por lo menos de aspecto. Por lo que eso ya no le asustaba. Era como cuando tenía miedo a los gitanos por si le robaban las cien pesetas que le daba su padre, Mariano, para cshucshes. Ahora tendrían que matarle para arrancarle un euro de sus manos. Por otro lado tenían poderes maravillosos, y con un poco de labia seguro que se podía sacar algo de ellas. Una SuperNintendo, o la capacidad de parar el tiempo juntando los dedos índices. 

La televisión ha mostrado brujas malas como en Blancanieves o en el Mago de Oz, o brujas buenas, como en La Bruja Novata o Embrujada. Es decir, hay brujas malvadas y las hay encantadoras. Y luego estaba la madre de Elviro. Estaba claro que era bruja, ya que tenía poderes. Hacía aparecer cosas. Él podía haber buscado dentro del armario cien veces su camiseta favorita sin verla, y cuando miraba ella estaba nada más abrir la puerta. Controlaba el clima. Si salía de casa sin chaqueta, ella le decía que se abrigase que iba a hacer frío. Aunque el sol brillase en lo alto, acababa por nublarse y hacer frío. Y Elviro sin chaqueta. Y por supuesto es adivina. Elviro llegaba a casa con los ojos rojos y ella adivinaba que había fumado porros. Sólo quedaba ver si era bruja de las buenas o de las malas. 

Era buena, porque siempre traía alguna sorpresa cuando iba a la compra, preparaba las mejores croquetas del mundo y sacrificaba sus necesidades por los caprichos de Elviro. Pero a la vez le imponía castigos si llegaba tarde a casa, le obligaba a tomar pociones a base de hígado y acelgas, o le tiraba esos vaqueros rotos que tanto le gustaban. 

Elviro consultó al famoso psicólogo de brujas, el Doctor Javi Cantero, y llegaron a la conclusión de que su madre podría padecer el síndrome de la bruja bipolar. Unas veces dulce y amable, otras veces furiosa y dramática. Pero siempre poderosa.

Ciudad Santa de Escribujo


Supongo que, desde un punto de vista actual, se podría pensar que la vida en FreakDown City era dura. Pero para sus habitantes aquello era el paríso. ¿Por qué? Para contestar a esa pregunta hemos de retroceder unos diez años en el tiempo. 

Nos encontramos en Cañete de Pajaroncillo. Capital del pequeño pero orgulloso Reino de La Serranía de Cuenca. El Rey Pero Boroque III tenía un gran problema entre las manos. Sus subditos, al vivir en pueblos aislados, se emparejaban con parientes más que cercanos. Esto estaba provocando que los niños que nacían fuesen mentalmente inestables. Más bien imbéciles. Para la supervivencia del reino era importante solucionar este asunto lo antes posible. Se estableció un plan de acción. Lo primero de todo era traer sangre nueva a La Serranía. Una compañía de los mejores guerreros del rey hizo una incursión en tierras de La Mancha para secuestrar a sus gentes, que se había demostrado que eran unos seres realmente inteligentes, para traerlos a vivir a La Sierra. Por otro lado, se habían comprado unas tierras en La Región de Almería, donde se había construido una ciudad para exiliar a aquellos ciudadanos que más taras físicas y mentales presentaban. A esta ciudad se le dio el  nombre de FreakDown City.

Después de años de mezcla de ADN defectuoso, todos los freakdowneses eran mentalmente inestables y físicamente deformes. De hecho, se sentían orgullosos de sus defectos. Cada año se hacía una votación, y el que más deficiencias presentaba era nombrado gobernador. Pero como el gobernador era imbécil, reinaba el caos. No había ley. No había prohibiciones... Bueno, sólo había una cosa que no estaba permitida. Ser normal. Si un forastero entraba en la ciudad y no tenía defectos serios, estaba obligado a batirse en duelo al amanecer con el más tonto del pueblo. Si ganaba, cosa que ocurría bastante a menudo, ya que los habitantes de FreakDown City no son muy hábiles, debía batirse con otro. Si volvía a ganar, se se volvía a batir con el siguiente, etc. Al final los listos acababan perdiendo y muriendo, aunque se llevasen a siete tontos por delante.

A pesar de la ausencia de ley, sanidad, higiene o sentido común, FreakDown City era una Ciudad Santa para aquellos que sufrían mofas y persecución en sus lugares de origen. Un oasis de estupidez y fealdaz, donde encontraban refugio todos los que no cumplían los estándares de belleza e inteligencia socialmente establecidos.

¿Has visto mi Escribujo? Está en el cajón.



Tumbado sobre la cama pienso en lo que queda por delante. Mi mente empieza a jugar conmigo. Como una ruleta descontrolada, empiezan a surgir grandes ideas de mi interior. Son rápidas y se transforman en otras a gran velocidad. Se disparan como flashes y cuesta retenerlas, e incluso comprenderlas. Cada diez o quince de ellas, una resulta ser brillante. Me niego a perderla. Hago un esfuerzo sobrehumano para atesorarla. Casi la abrazo con mi determinación. Pero la propia obsesión anti-olvido es como si la embadurnara de aceite. Se resbala. Por más que intento aferrarme a ella, veo que la pierdo. Se aleja. Soy consciente de estar olvidando algo que he pensado hace 10 segundos, pero soy incapaz de evitar que se disipe. Desaparece por completo, y mi reacción es reírme de mi propia estupidez. Cada una perdida me deja desnudo y ansioso. Se convierten en misterios que nunca podré resolver.

Frustrado por mi incapacidad de revivir las ideas milagrosamente imposibles que han paseado por mi cabeza, decido ponerme un poco de música. Llamadme loco (¡HE DICHO QUE ME LLAMÉIS LOCO!), pero ciertas canciones provocan en mí sensaciones tan fuertes que duelen. Alegrías y penas. En esta ocasión dábamos un paso más. El tema lo conozco de sobra. Tarareo al principio, para terminar sumergiéndome en su melodía. Éste siempre me ha levantado el ánimo, aunque esta vez la efecto es muy diferente. Tengo la impresión de llevar escuchando la misma canción varias horas. Y no se repite. Simplemente está dilatando cada segundo, cada instante, hasta el infinito. Llega a pararlo, y hasta a retroceder. Las notas se suceden en una combinación que pone en duda la linealidad del tiempo. Es una emoción difícil de explicar. Aparentemente todo es igual, pero notas en las pulsaciones del corazón algo singular, insólito. Te lo dice cada palpitar. 

Podrían haber pasado 3 días como 5 minutos cuando, bastante desconcertado, me arranco los auriculares de los oídos. Necesito descansar de mi viaje. El silencio en la oscuridad ayuda a limitar mis percepciones y sus interpretaciones. Los pies en la almohada. La mirada fija en un punto situado a medio camino entre mi cara y el techo. Sin previo aviso una luz empieza a crecer justo donde estoy mirando. Parece el nacimiento de una estrella. Una nube brillante del tamaño de un balón de rugby se sitúa a escasos centímetros de mis ojos. De ella salen caminos, montañas, niños en bicicleta, arcoíris, seres unicelulares de colores fosforitos y sonrisas enormes... Todos giran y se mueven si tener en cuenta normas físicas ni dimensiones conocidas. Un zumbido agudo es el acompañamiento perfecto a esta tranquilidad. Todo es extraño pero nada me extraña. Siento haber estado antes aquí. 

Pero llega un momento en que la nube se apaga y cae sobre mi pecho como un cubo de agua fría. Vuelve la oscuridad y con ella una sensación helada. Los parpados se cierran con fuerza protegiéndose del exterior. Siento que algo se acerca. Lo tengo frente a mí. Respirando profundamente. Su aliento es pesado y pestilente. Cuando abro los ojos su rostro es claro una décima de segundo. Es pálido y el semblante está gobernado por dos cuencas negras donde debería haber globos oculares. Y como si mi mirada lo acobardase huye lejos de mí. Saltando fotograma a fotograma. Una huida en Stop-Motion. Creo que me he librado, pero cada vez que cierro de nuevo los ojos se repite la situación. Y al abrirlos vuelve a huir. Estoy aterrado. Lucho contra el sueño y el cansancio. He de estar vigilante. Pero llega un momento en el que, sin darme cuenta, caigo rendido. Todo termina. Mañana seguro que lo que me ha pasado tendrá más sentido pero sin duda será menos interesante.

Soy de oro. Estoy solo. Y a mi lado una estrella de mar.

El Escribujo de un Viejo Verde

Estoy triste y enfadado con el mundo, y con mi aspecto. Al principio sólo me transformaba cuando algo o alguien me tocaba las pelotas. Algo dentro de mi empezaba a encenderse. Un calor abrasador se iniciaba en el pecho y, poco a poco, se extendía por todo el cuerpo. Y de un pobre chico enclenque me convertía en un bigardo de dos metros y medio. En cuanto me calmaba volvía a ser el de antes. 

Aunque tenía ciertas ventajas (nadie se atrevía a meterse conmigo, y era bastante respetado en el patio) eran muchos más los inconvenientes. Para empezar, digamos que no era el más popular entre las chicas. A pesar de que siempre he valorado la soledad como un regalo, me hubiese gustado poder participar en el juego del tonteo entre chicos y chicas que se da en la adolescencia. Pero mi aspecto, o mi potencial aspecto en este caso, unido a que mi madre, harta de estar arreglando la ropa que destrozaba, me vestía completamente de Lycra super elástica, no me hacían ser el centro de las atenciones de las féminas. 

Como mi soledad me entristecía y me enfurecía a la vez, mis metamorfosis en el monstruo verde cada vez eran más asiduas y más duraderas. Como la pescadilla que se muerde la cola, esto me hacía estar más triste y más enfurecido, lo que hacía que me transformara más veces y más tiempo, etc... A día de hoy llevo siete años y cuatro meses de transformación. Después de tanto tiempo me cuesta imaginar como será mi cara en estado normal. ¿Cómo serán mis ojos? ¿Me habrán salido arrugas? ¿Cómo me quedará la barba? ¿Habré echado barriga? Parecen cosas triviales, pero muy importantes para mí. 

Ahora me levanto un día más. Me toca ir al trabajo. Ese trabajo en el que estoy solo y a oscuras, levantando paquetes muy pesados de un lado a otro. El único que he podido conseguir por culpa de mi maldición. Esto me entristece y me enfurece. Creo que nunca me libraré de lo que soy.

Escribujando un Salto Mortal

Al ver la imagen en el buscador recordé toda su historia.

Las carencias de los demás concursantes eran evidentes. Ninguno de ellos tenía el suficiente interés que desprendía ella con su baile. Todo el mundo la conocía, lo sabía todo sobre ella. Con un par de actuaciones llegó a ser la candidata perfecta para convertir la cadena en líderes de audiencia a nivel mundial.

Algunos directivos de la competencia decidieron subirse al carro. Hicieron millones de casting alrededor del mundo para buscar a su clon (que se suele decir que todos tenemos)…Pero ella no, era única…Los demás bailarines fracasaron o se les conocía como “tú eres igual que…”.

Pero como el 90 % de las estrellas que triunfan a nivel mundial. Caen desde lo más alto. Algunas escalan y consiguen volver a llamar la atención. Otras se conformarán con sus dos minutos de gloria. 

Pero este no fue el caso.  Ella quería recuperar su fama, su gloria, sus fans…

Quiso que todo el mundo la recordase. Lo consiguió. Vaya que si lo consiguió. Su vida le costó. Pero aquella actuación fue… ¡Inolvidable!

(Por cierto, a los pocos meses se descubrió que era un hombre. Pero eso ni se recuerda…)

And the Oscar goes to... ESCRIBUJO!

Objetivo, hacer la mejor película Española de la historia. Cierto que no era un objetivo muy ambicioso, pero era alcanzable. A la hora de elegir el guión se desecharon lo cuatrocientos treinta y ocho mil seiscientos quince proyectos cuya temática era la Guerra Civil Española o la Posguerra. Después de esta criba sólo quedaban dos guiones. Uno cuyo argumento era una historia de amor entre una señorita de alta sociedad y un donnadie, a bordo del primer y último viaje del Titanic, y otro que trataba de las aventuras del perro que quiso que su pelota de baloncesto fuera un niño de verdad.  

Se descartó el primero, ya que las películas de época no venden (Más tarde un tal Jaime Camarón retomó el proyecto e hizo una versión que no tuvo mucha repercusión). Una vez elegido el texto, titulado provisionalmente "Las eróticas aventuras de Patch Adams", se comenzó el casting. Para la pelota de baloncesto se quería a José Bonilla, pero estaba ocupado grabando un remake de Los Serrano "El retorno del incesto" (The Incest Return),  así que Gabino Diego fue contratado como segunda opción. 

Después de muchas vueltas se completó todo el reparto, pero como la operación de estética para convertir la cabeza de Gabino Diego en un balón de baloncesto se llevó tres cuartas partes del presupuesto, sólo quedó dinero para grabar tres minutos de película. Y como en la producción del filme colaboraban cientos de instituciones (canales de televisión, ministerios, gobiernos regionales, la asociación de amigos del encaje de bolillos...) y todos ellos querían aparecer en los títulos, al final se presento la cinta en la que se veía 3 minutos de un tío con la cabeza redonda y naranja y 2 horas y media de logotipos institucionales con la música de Amistades Peligrosas de fondo.

La crítica fue unánime elogiando el trabajo del director. Llovieron decenas de premios de distintos certámenes, y se llevó 12 Goyas. Pasará a la historia como la mejor película jamás rodada en España.

Los versos de Vampirúla y Escribujo.


La pasión de Vampirúla duró una eternidad.
Amó a un lobo-hombre Salvaje pero educado. 
Y aunque ella estaba rendida y él enamorado, 
su amor era puro y mantenían su castidad.

Paseaban por el bosque alumbrados por la luna.
Se hacían cumplidos y manitas inocentes.
Él miraba hipnotizado, y ella tenía en mente, 
que el apuesto licántropo la amaba como a ninguna.

Una noche Vampirúla salió de su castillo, 
y fue donde de su amado a darle una sorpresa.
Entró sin llamar y lo vio sobre la mesa, 
besando, lamiendo y montando a un caniche, el muy pillo.

Vampirúla perdió los nervios. 
Entró en estado de shock. 
Asomó unos colmillos tiesos 
y acabó con los dos.

El caniche devorado, ensangrentado, descuartizado. 
Y no corrió mejor suerte su amado,
al que cortó cabeza y abandonó desmembrado.

Al entender lo hecho quiso emprender la huida.
Dejó papeles en orden y preparó el equipaje.
Pero la pena no desaparecería con un viaje.
Así que decidió acabar con su vida.

Suicidarse un vampiro no es ninguna tontería. 
Son inmortales excepto en contados casos. 
Solo les mata el sol, una estaca o los ajos. 
Vampirúla en su casa nada de eso tenía.

Arrancó una pata de la mesa del comedor,
con un machinchete lo afiló por un lado.
lo puso en su pecho y pensando en su amado 
lo hundió fuerte en su cuerpo y murió con honor.

Un directo a la mandíbula de Escribujo.

Derrotado. Y ni siquiera he plantado cara. Me rindo al recibir los primeros puñetazos. La inercia me lleva a un nuevo combate, pero el vacío que me gobierna, impide que levante mis puños. No sólo para golpear a quien me amenaza, sino que tampoco hago esfuerzos por parar los golpes. Ni siquiera me ha dolido. Ni siquiera he sido consciente del inicio y fin de la pelea. 

Recuerdo que el toque de campana me ha despistado por un momento de los pensamientos pesimistas que dan vueltas en mi cabeza. Quizá este derrotismo me tiene anestesiado. No hay nada que me importe. No hay nada que me ilusione. No creo que estas sean mis batallas. Por eso no me molesto en combatir. Me ahoga el abismo que tengo delante. Un gran catarata que se lleva los mejores años de mi vida, sin que en ellos haya nada que merezca la pena salvar de la caída. De vez en cuando creo ver una rama a la que agarrarme, pero suelen ser espejismos.

Me sujeto a las cuerdas para no caer al suelo. Emiezo a notar el dolor de las contusiones. Este cabrón se ha ensañado conmigo. Pero las heridas sanarán y mañana volveré a dejarme apalear por otro anónimo patea-cadáveres. Necesito sangrar para comprobar que sigo vivo. Hasta que llegue el día en que, con mi último aliento, levante los puños contra la apatía, y me ensañe contra el que esté delante mío. Hasta el día en que devuelva todos los golpes recibidos. Con tal furia que mi nombre quedará grabado a fuego en los miedos de aquellos que me han ninguneado. Cuando aparezca una esperanza que me resucite de esta muerte en vida, mis pies destrozarán culos a patadas, y mi voz atemorizará a las masas.

Escribujando Textos y Dibujos

Tenemos el orgullo de presentar los Textos y los Dibujos que participaron en "El Concurso Más Flipante del Mundo”. Ante todo, dar las gracias a todos los que participaron, tuvieron intención de hacerlo o no lo hicieron...Nos hicisteis sentir muy queridos y os lo agradecemos!

Esperamos que para el siguiente Concurso se anime más gente...Ya que en algún momento habrá un segundo!!!!

Un Abrazo y Gracias!
Os queremos!

ESCRIBUJANDO TEXTOS

Miguel Carrasco: Siempre que juego a los bolos aparece, tengo casi 40 y sigo jugando a los bolos, se que esta mal lo que hago pero ya casi es una tradición, además  a mi chica Alicia parece que le hace gracia, Dani también se rie siempre a carcajadas, pero yo no lo hago por eso, a mi es que me jode, viene uno vestido de estreno con su nuevo pantalon de pinzas y su camisa morada esperando que cause sensacion y estos camareros zombies siempre te traen la bebida equivocada, ademas se quedan ahí patidifusos ,observando todo lo que haces ,como esperando una propina, ¿como si un zombie supiera que hacer con una propina?, pero lo peor de todo es que mientras estan ahí pasmados , van llenando de babas zombies tu batido y en este caso mi ropa de estreno asi que no me queda otra opcion para expresar mi descontento chicos... ZOMBIE VAAAAA¡¡

Keni Roldán Lázaro: La clave está en elegir la bola, no todas las fabricadas cumplen la normativa que la nueva y paralela federación redactó tras aquel incidente. Su rodaje irregular hace que solo los más entrenados lleguemos a la Final interestatal. Hay que empezarlas a domar desde que están frescas, no es lo mismo recientes que cuando están deshidratadas. El tratamiento lleva meses hasta que, por fin, se encuentra en su estado óptimo para la alta competición. Yo no soy el mejor jugador, pera la calidad de mis creaciones hace que en las apuestas esté 13 a 1. Sus cavidades se encuentran a la distancia perfecta entre mis dedos, su rigidez maxilar permite que en el salto intermedio recupere la trayectoria central y su protuberancia frontal, que no deje en pié ninguno de los miembros que esperan detrás de la línea. Es mi última tirada, y cuando digo última es que es la última de mi carrera profesional. Mi trabajo anterior al campeonato en sí, ha desgastado mi vida a mayor velocidad de lo normal, estoy perdiendo vista , mi cintura no aguanta ya mis pantalones y en casa están preocupados por mi salud. Se merecen disfrutar del padre o marido que no han disfrutado todos estos años, poder comer juntos los domingos, ir de viaje a alguna playa desierta con ella, ir a Disney Land
París con los niños, y desmontar mi banco de trabajo del garaje para que todos puedan dormir por las noches. Lo haré por ellos. STRIKE!!!

Alex Pozuelo Jareño: AÑO 2.125. La raza humana ya no es lo que era, hemos sufrido calamidades para llegar hasta donde estamos, ahora la esperanza de vida se ha reducido a 60 años, el 80% de la humanidad
es estéril y los poco que quedamos aun con posibilidades de procrear, somos mimados y educados en el NEV (núcleo de esperanza vital). Todo comenzó hace 114 años, cuando la noticia de que un satélite de desecho iba a caer en la tierra, este evento paso desapercibido para toda la población, puesto que en estos tiempos la chatarra espacial abundaba por orbita terráquea. Lo que nadie podría esperar, es que ese satélite en ruinas, aun tuviera vida; ya que dentro de el había unos incómodos inquilinos. Estos seres, no median más que un alfiler, por ello cuando impactaron en la tierra, nadie los vio salir del montón de chatarra espacial que cayó sobre un Silo abandonado a las afueras de Ciudad Real. Todo parecía normal durante unas semanas, la alarma se desato cuando los hospitales comenzaron a estar saturados por pacientes con una extraña picadura y altas fiebres. No existía cura, ni paliativos; así que los enfermos comenzaron a sufrir alteraciones nunca
antes vistas: se desfiguraban, perdían piel hasta cubrirse de una pringosa capa verde que producía un hedor infernal. Comenzaron a ser violentos y a poseer un hambre voraz, aunque lo único que les calmaba eran los globos oculares de la gente aun sana. Esta enfermedad pasó a ser una invasión y tuvo que intervenir el ejército, librándose una larga batalla que duro más de 100 años. Ahora hemos recuperado la “normalidad”, poco a poco, pero se no planteo un problema, los cuerpos de estos seres eran ignífugos y no sabíamos cómo deshacernos de ellos. Pero gracias a los investigadores del departamento de tecnología del NEV, encontraron una utilidad. Los cuerpos fueron reducidos a un tamaño de 23 cm, gracias a la investigación en profundidad de una partícula espacial llamada REDUCTINOX389, y ahora los usamos, en el NEV, como
jugadores de futbolín. Y bueno de las cabezas, que os voy a contar, me encanta este deporte porque aunque no veo mi orientación es espectacular. Como último detalle, os diré, que esas gafas me las regalo mi hermanita, la cual, también contrajo el virus, como podréis deducir.

Joni Antequera: Antes de lanzar siempre me acordaba de mi abuelo, de aquellas largas charlas de sobremesa en la cocina en las que al final sólo quedábamos los dos, los demás miembros de la familia huían en cuanto la conversación se acaloraba un poco debido a los restos de comida que salían disparados de  su boca. Pero ese fervor que utilizaba para hablar de tiempos pasados era sólo un reflejo de lo que la realidad invitaba a imaginar. La conversación podía empezar en cualquier lugar o momento, pero siempre derivaba en la Guerra de la Independencia Croll, más comúnmente conocida como “La guerra verde”. Se llamaba así porque la mayoría de los Croll eran verdes y feos (seguro que ellos pensaban que la mayoría de nosotros éramos blancos y feos), y al morir segregaban un liquidillo verdiblanco que tendía a explotar en contacto con una superficie sólida. Este dato es importante para explicar mi situación actual. Como ya habréis supuesto, tras la guerra verde no sólo no consiguieron la ansiada independencia Croll sino que el sometimiento de estos a nuestra forma de vida se agravó, después de la guerra, además de seguir siendo las clases sociales más bajas verdes y feas, se convirtieron en menos que animales a nuestros ojos, humanoides verdes y feos con los que, por qué no, divertirnos. Entonces apareció Juaquín Duchón Verga, un viejo campeón del mundo libre del arte milenario antiguamente conocido como “Los Bolos”. Joaquín tenía dos pasiones: jugar a los bolos y odiar a los Croll, es fácil imaginar cómo, en un ataque de lucidez, combinó ambas pasiones para crear “Los Brolos”. Una dinámica calcada al antiguo arte milenario con una pequeña diferencia, las bolas utilizadas eran cabezas de Croll con el cuello recién raspado, de tal forma que el liquidillo verde explosivo intra-corpóreo que lucían aquellos seres estuviera a ras de piel, listo para explotar y arruinarte la tirada si tu habilidad no era la suficiente para hacer que rodase hasta el final sin que esa parte de la cabeza entrase en contacto con el suelo. La verdad, hoy podría haber jugado sin gafas de protección, no me ha explotado ninguna y casi todas mis tiradas se cuentan por pleno, diez minutos más y seré el nuevo campeón del mundo libre… gracias abuelo.

Francisco Ginés Navas: Aquella era una mañana normal,la Plaza del Pilar seguía con su gente de compras,el caballo con su Quijote,el quiosco del Chota y aquel puestecillo de loterias y apuestas del estado. Hoy Nicolas,esa persona invidente que cada mañana reparte la suerte entre todas esas personas ha decidido gastarse todos sus ahorros en el sorteo especial del 17 de agosto,intentando dejar ese quiosquillo para tener la vida con la que todo el mundo sueña pero nadie sabe lo que haría hasta que de verdad le toca. Al día siguiente al sorteo,Nicolas abrió como todas las mañanas,puso su radio,y en el momento en que dijeron el número ganador su cabeza empezó a dar vueltas de tal forma que imaginó formas,colores y todo tipo de sentimientos que una persona ciega jamás hubiera podido saber realmente como son.Lo siguiente a todo vosotros si que os lo podéis imaginar,fiestas,chicas, alcohol...,la vida típica que pasa por tu cabeza cuando miras tu boleto,sobretodo del Euromillón. Nuestro amigo millonario decidió contratar un viaje al espacio,pero en el transcurso del mismo un extraterrestre llamado Careto se apoderó de la nave.Nico convenció a Careto para que no le hiciera nada vendiéndole una vida sin problemas corriendo de sus gastos en el planeta Tierra,una vida a lo Gran Lebowski con un invidente rico,sí señor! Al regresar a la Tierra, Nico quiso cumplir otra ilusión de su vida, jugar esa partida de bolos con los Gipsy de fondo. Careto estaba flipando,cuando entraron a la bolera de Valdepeñas y vío de que iba el juego se puso sus zapatos y empezó la partida con Nico.Nos es fácil jugar contra un invidente, él no sabe cuántos bolos tira,ni la puntuación que lleva,ni nada a no ser que se lo digas tu.En  uno de los lanzamientos, Careto descubrió el airecillo que sale por donde los bolos para secarte los dedos,agachó su cabeza para mirar por é y Nico,si querer claro está, se la arrancó creyendo que era un bolo,hizo su lanzamiento y Nico consiguió su primer pleno de la tarde.Poco le duró la alegría, cuando descubrió que Careto no le respondía y que su cuerpo decapitado yacía sobre el parquet escurridizo, Nico gritó: ¡¡¡POQUÉEEEE!!!! Vida de mierda,que te toque la lotería no compensa la muerte de tu amigo extraterrestre, y menos si lo matas tu. Pero bueno, Nico abrió su nuevo quiosquillo llamado Careto en la plaza del pilar,para seguir repartiendo suerte en memoria de su amigo.

Irene Núñez (fuera de concurso): Erase una vez dos hermanos, el mayor se llamaba Ano y el pequeño Afa, aunque los dos eran ya cincuentones, casados y con dos hijos más los futuros yernos y nueras. Un día, decidieron marcharse juntos de vacaciones a la playa, a ponerse morenitos, para ser la envidía de los vecinos y amiguetes a la vuelta y así lo hicieron. Que bien, solecito por aquí,  cervecitas por allá, salidas nocturnas, lo maravillas que son las vacaciones y todos juntitos pasandolo bomba. Una noche paseando, entraron en una bolera y cual fué su sorpresa al descubrir que las bolas eran sandías, como era natural, ganaba el equipo que más bolos
tirase, pero sin romper las sandías, todos pensaron que era dificil, pués hacía tiempo que no jugaban a los bolos, pero aún así lo intentarían. Cuando estallaba una sandía, salian del techo unos chorros de agua con detergente y unos rodillos gigantes de color azul,  limpiaba el suelo, paredes y a todos los jugadores. Todos eran pésimos jugadores por lo cual, esta operación de limpieza se realizaba continuamente, al final ganó el equipo de Ano, pero en realidad todos perdieron, quiero decir su precioso bronceado. Bueno no era tan trágico, se volvía a tomar el sol y todo solucionado, pero aquello no era posible porque al día siguiente tenían que regresar a casa.

ESCRIBUJANDO DIBUJOS

Miguel Carrasco:
Adolfo Ruiz:
Alex Pozuelo:
Alex Ramos:
Marta Montoro:
Juan Ángel Vinuesa:



Concurso Escribujo (Ganador Texto)

Ganador ALEX RAMOS
Perdí la noción del tiempo. Estaba oscuro y los sonidos que lograba captar parecían estar en otro país, en otra dimensión. Lejanos, ajenos.  Poco a poco empecé a retomar el control del cuerpo. La boca sabía a hiel, la bilis arañaba la garganta tratando de escapar. Brazos torpes abrazaron mi abdomen; no debí tomar ese último trozo de pizza. Haciendo un esfuerzo en lo que me pareció una eternidad, me incorporé, ¿dónde estaba? ¿de dónde salía ese sonido húmedo? Abrí la puerta y el mero sonido de la puerta me resquebrajó el cráneo, ¡joder! en ese momento me di cuenta: la habitación contigua estaba abierta y de debajo de la puerta del baño salía luz. Sí,  odiaba a mi compañero de piso.

Me había quedado dormido y ya se estaba duchando. Un retortijón dobló mi cuerpo, deseé en ese momento la destrucción de todo ser vivo. No de forma sutil, no en forma de cataclismo nuclear, rápido e indoloro. Un hongo nuclear rápido y clemente no era suficiente para calmar la rabia que empezaba a nublar mi razón. Deseé la muerte lenta, dolorosa  y truculenta de todo organismo vivo. Pero eso no era posible, y poco a poco sentía cómo reptaban los oscuros zarcillos del odio inundando mi alma y desplazando de mí todo aquello que te hace ser humano. Y todo se volvió rojo.

El tiempo se detuvo. Gritos, golpes, sangre, lucha, acero, pulpa, silencio. Algo rojo y cálido resbalaba entre mis dedos; de alguna manera sentía, pero en la manera en que sientes cuando sueñas. Todo era un reflejo atenuado de la realidad. Una extraña sensación de placidez y tranquilidad mientras observabas los actos de un agente exógeno. Pero ¿quién te trae de vuelta cuándo estás ausente?

Entonces desperté. Y aquello no era fruto de un desvarío onírico, tardé en tomar consciencia de que estaba en la bañera, la sangre pintaba la estancia y empezaba a coagularse formando extrañas formas. No pude evitar el ejercicio infantil de buscar formas en los despojos eviscerados. El perfil de una cabeza de perro en el espejo, una pareja besándose en la tapa del inodoro, una nube descargando un rayo en la cortina de la ducha, el mapa de Italia en una baldosa del suelo ¡eh! ¿es eso un ninja en el bidé? Aquel estúpido ejercicio  desentumeció mi cuerpo lo suficiente para darme cuenta del peso que oprimía mi regazo, por instinto bajé la mirada sabiendo exactamente qué forma, tacto y apariencia tenía aquello. ¿Qué cojones hacía yo ahora con la cabeza de mi compañero de piso?

Menciones Honoríficas (muy cerca de la victoria):
Miguel Carrasco: Relato corto, simple y divertido.
Keni Roldán: El toque Jíbaro nos apasiona. La sangre Roldán invade este relato.
Alex Pozuelo: Pura y consistente ciencia ficción.
Joni Antequera: Una vuelta de tuerca a lo evidente. Otro punto de vista. Genial.
Francisco Ginés: El mejor ejemplo de surrealismo costumbrista.


Gracias a todos por participar. A los ganadores les comunicaremos la fecha en la que se les entregará su Horticepatron 6000.

Concurso Ecribujo (Ganador Dibujo)

Ganador STEPHEN HAUSDORFF
Te amo tanto que tendré que acabar contigo por completo. No me queda otra opción para calmar mi ansiedad y mis ganas de tí. Te amo tanto que tengo miedo de perderte a cada instante. Temo que en cuanto dejo de mirarte desaparezcas en una nube de polvo pardo y oscuro. Me aterroriza pensar que mientras admiro tus ojos, y me pierdo en ellos, se desvanezcan tus piernas en cualquier esquina. Que si estoy absorto acariciando tu pelo, me olvide de donde están tus manos. Pienso que a cada segundo que no vigilo te pierdo un poco.

Por eso he de acabar contigo. Tu mirada me hechiza. Cuando la fijas en mi, una sensación cálida comienza en mi pecho y se va expandiendo por mi cuerpo, hasta que me arden las puntas de los dedos. Por eso voy a tener que arrancarte los ojos. Para que nadie sienta lo mismo y quiera robarte. Cuando me sonríes nada me hace daño. Los problemas son menos cuando tus dientes blancos iluminan mis miedos. Por eso te los voy a quitar, para que nadie que los vea se los quiera llevar de mi lado, dejándome a oscuras sin el faro de tu presencia. Tu piel es como una manta que me envuelve en las noches de invierno. Suave como el mismo aire. Por eso te voy a despellejar desde la nuca hasta los talones. Para que nadie que te roce te quiera raptar y alejarte de mí.

Aunque deba desarmarte trozo a trozo, pieza a pieza. Aunque tenga que deformar tu belleza y convertirte en un esperpento. Aunque tenga que aniquilar tu gracia y tu espíritu. Aunque tenga que hacer todo eso para que nadie más te mire y no mires a nadie más, lo haré. Por que aunque pierdas todo eso que te hace única, que te hace increible, yo te seguiré amando. Te seguiré amando de tal manera que aun cuando nadie te quiera tener cerca y nadie te soporte seguiré temiendo que dejes de quererme. Seguiré temiendo que todos los demás te amen como yo te amo, y quieran apartarte de mi.

Menciones Honoríficas (Casi ganadores):
Miguel Carrasco: Gracias por participar (Nos encanta).
Adolfo Ruiz Mendes: Color increíble y concepto diferente.
Marta Montoro: Hace lo que sabe hacer. Pero muy bien.
Alex Ramos: Simple pero expresivo.
Alex Pozuelo: Sin complejos. De lo mejorcito que hemos recibido.
Juan Ángel Vinuesa: Una composición INCREIBLE.

Gracias a todos por participar. A los ganadores les comunicaremos la fecha en la que se les entregará su Horticepatron 6000.

Las ventosidades de Escribujo.

Maldita reunión de trabajo. Llevo aguantándome la ventosidad veinticinco minutos, y la presión intestinal sigue en aumento. Mi esfinter está haciendo esfuerzos sobrehumanos, resistiendo los continuos embistes que desde mi interior le atacan. Ahora me vienen a la cabeza las clases de Química del colegio. Cuando la profesora Arancha nos explicaba lo de la expansión de los gases. ¡Malditas leyes naturales! 

Al principio no me costaba sostener el pedo. Al cabo de un rato ha emezado a ser molesto, para convertirse en la brutal tortura que es ahora mismo. ¿Y si me lo tiro? El olor es un problema, porque sé que después de la comilona de anoche será apestoso. Pero siempre podría fingir que yo no he sido. Lo típico, pongo cara de asqueado y les miro a todos con expresión inquisitoria. El problema es el sonido. Puede que hace 10 minutos hubiese sido posible que el pedo no sonara. Como mucho un casi inapreciable "pissshhhhhh". Pero no ahora. Ahora mi recto es como un globo muy hinchado. Si lo pinchas, explota. 

¡Bah! Qué demonios. Me lo tiro y que sea lo que Dios quiera. Empiezo. Voy relajando los músculos poco a poco, para intentar liberar presión y sacarlo poco a poco. Aquí viene el "pissshhhhh" deseado. El secreto es la concentración. Parece que termina. Sí, acabé. Ahora preparado para poner cara de asco. Lo importante es no ser el primero en alertar del olor. Pero hay que ser rápido para que cuando uno de ellos descubra el pastel, podamos reaccionar con cara de pensar. Fruncir el ceño y mirar al más vergonzoso de todos. Le pregunto que si se ha tirado un pedo, y todos las sospechas caerán sobre él. 

Parece que el Director Comercial ya ha percibido mi regalito. Preparado para culpar al informático... Ehhhh. ¿Qué es ese calor que siento dentro de mis pantalones?

Escribujo mueve Ficha

 
Perdone Lord Duisternis ¿Está usted completamente seguro de que quiere mover esa pieza? Un solo movimiento en falso puede desbaratar toda su estrategia. 

Después de 413 años de partida ininterrumpida, sería idiota tirarlo todo a la basura por una mala decisión. Entiendo que lo ha meditado detenidamente, pero creo que se puede tomar un par de minutos más para analizar si esa es la mejor jugada llegados este punto. 

Sé que todos deseamos el final de esta partida, pero nos estamos jugando mucho. Según cual sea el vencedor, nuestra sociedad alcanzará la mayor gloria y esplendor que jamás ha tenido, o se sumirá en la más absoluta y profunda oscuridad. Pero eso no es todo. Yo mismo he apostado 50€ con mi primo Eurónido a que ganaban las negras, y con lo que me pagan por mantener limpios los peones no me puedo permitir perderlos. Además, los de mantenimiento han organizado una porra sobre la fecha en la que acabará la partida. 5 euros por apuesta. Y si a usted no le importa, sería de agradecer que intente alargarla 3 años más, pues yo ganaría. Le invito al Burger King si me hace ese favor. 

Piénselo, se lo suplico. Creo que merece la pena no precipitarse. La humanidad, 50€ y un par de hamburguesas están en juego.