Todas Brujas y Escribujas

Elviro siempre ha tenido una pequeña lucha interna en lo que se refiere a las brujas. Por un lado le daban miedo, ya que se supone que comen niños. Pero al fin y al cabo, él ya era un hombre, por lo menos de aspecto. Por lo que eso ya no le asustaba. Era como cuando tenía miedo a los gitanos por si le robaban las cien pesetas que le daba su padre, Mariano, para cshucshes. Ahora tendrían que matarle para arrancarle un euro de sus manos. Por otro lado tenían poderes maravillosos, y con un poco de labia seguro que se podía sacar algo de ellas. Una SuperNintendo, o la capacidad de parar el tiempo juntando los dedos índices. 

La televisión ha mostrado brujas malas como en Blancanieves o en el Mago de Oz, o brujas buenas, como en La Bruja Novata o Embrujada. Es decir, hay brujas malvadas y las hay encantadoras. Y luego estaba la madre de Elviro. Estaba claro que era bruja, ya que tenía poderes. Hacía aparecer cosas. Él podía haber buscado dentro del armario cien veces su camiseta favorita sin verla, y cuando miraba ella estaba nada más abrir la puerta. Controlaba el clima. Si salía de casa sin chaqueta, ella le decía que se abrigase que iba a hacer frío. Aunque el sol brillase en lo alto, acababa por nublarse y hacer frío. Y Elviro sin chaqueta. Y por supuesto es adivina. Elviro llegaba a casa con los ojos rojos y ella adivinaba que había fumado porros. Sólo quedaba ver si era bruja de las buenas o de las malas. 

Era buena, porque siempre traía alguna sorpresa cuando iba a la compra, preparaba las mejores croquetas del mundo y sacrificaba sus necesidades por los caprichos de Elviro. Pero a la vez le imponía castigos si llegaba tarde a casa, le obligaba a tomar pociones a base de hígado y acelgas, o le tiraba esos vaqueros rotos que tanto le gustaban. 

Elviro consultó al famoso psicólogo de brujas, el Doctor Javi Cantero, y llegaron a la conclusión de que su madre podría padecer el síndrome de la bruja bipolar. Unas veces dulce y amable, otras veces furiosa y dramática. Pero siempre poderosa.

1 comentario :

  1. Yorch, me encanta la brujita que has dibujado, al ampliar el dibujo se aprecia que la escoba lleva una velocidad increible, me voy a comprar una igual.
    Iñaki, es verdad, siempre he pensado que las madres tienen algo de brujitas, sobre todo cuando los chicos buscan algo en su habitación y no lo encuentran, zass, llega la madre y como por arte de magía allí está la dichosa cosa.

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