La increíble Historia de Alejo en Escribujo


A simple vista se podría pensar que Alejo tenía los brazos muy largos para su cuerpo, pero no era así. De hecho lo que realmente pasaba era que tenía el cuerpo muy pequeño para sus brazos. ¿Como pudo ocurrir esto? La historia de su deformidad es aún más increible que la deformidad misma. 

En 1983, los padres de Alejo disfrutaban de unas merecidas vacaciones en un complejo turístico siutuado en la costa de Florida, cerca de Tampa. Alejo, que apenas tenía 4 años, les acompañaba. El hotel en el que se alijaban era uno de esos de "todo incluido", y ya habían explotado todas las posibilidades que les ofrecían. Windsurf, Submarinismo, Viaje en Catamarán, visita al Museo de pinturas hechas con la boca y con los pies... Les quedaban tres días de vacaciones y ya no había más actividades que realizar. 

Una tarde en la que estaban tostándose al sol en la playa, un anciano vestido como un pordiosero se acercó al padre de Alejo. Al principio lo confundieron con un mendigo y le dieron una limosna, que el anciano rechazó. Les explicó que venía a proponerles un viaje que nunca olvidarían. Decía llamarse Gabriel y tenía pasaporte Cubano. Según decía, él podía llevarles a un sitio que no aparece en las guías turísticas. El lugar donde, según la tradición, estaba la Fuente de la Eterna Juventud. Aquella que durante tanto tiempo buscó Ponce de Leon sin encontrarla. Como los padres de Alejo estaban aburridos accedieron a pagar a Gabriel "El Cubano" 65 dólares por guiarles hasta ese lugar maravilloso.

Partieron al amanecer del día siguiente, y después de varias horas de caminata llegaron a un pequeño manantial escondido entre la maleza. Desde el agua parecía llegar un rumor similar a una melodía de flauta dulce, y un resplador daba luz a ese rincón maravilloso. Gabriel les contó entonces su historia. Según sus propia palabras él mimso formaba parte de la expedición de Ponce de Leon que buscaba la  Fuente de la Eterna Juventud. Realmente encontraron la Fuente, pero debido a las implicaciones que supondrían la publicación de semejante descubrimiento, decidieron mantenerlo en secreto. Durante siglos se había encargado de custodiarla, pero ya estaba cansado. Muy cansado. 

Los padres de Alejo se divirtieron mucho con el relato, que suponían un cuento muy bien construido por parte de Gabriel para embaucar a los turistas. Como un juego el padre agarró a Alejo por los brazos y lo introdujo en el manantial, dejando los brazos fuera. Le dio una propina al Cubano y volvieron al Hotel.

Ya de regreso en Madrid fueron pasando los meses y los años. Alejo no crecía. Se mantenía joven. El paso del tiempo sólo hacía mella en sus brazos, que crecían con normalidad, lo que le daba un aspeto extraño. Sus padres primero recurrieron a la medicina, luego a curanderos, y más tarde se gastaron todo su patrimonio en buscar a aquel anciano que les contó la historia de la Fuente de la Eterna Juventud. Esa historia a la que no dieron importancia, pero que marcaría la vida de su hijo para siempre.

1 comentario :

  1. Jajajaja, que divertido,por eso hay que hacer caso a los mayores,con sus relatos, a veces no son cuentos.

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