Escribujando un Sábado 14.


Creo que nadie es consciente de la presión que soporto. La gente me mira y supone que disfruto de lo que hago. Es cierto que cortar cabezas y desmembrar cuerpos puede parecer divertido al principio. Debo confesar que los primeros cadáveres resultaron refrescantes. Un soplo de aire fresco. Matar me daba la vida. Es como una droga. Cuando lo pruebas por primera vez te sientes mal, pero muy excitado. Con el tiempo aprendes a pasarlo bien. Pero llega un momento en que se te va de las manos. Miras atrás y ves la destrucción, dolor y muerte que has sembrado a tu alrededor.

Mis recuerdos son sombríos, y me siento solo. Es difícil que alguien quiera ser amigo de un psicópata asesino como yo. Pero... ¿Acaso no soy una persona? ¿Acaso no sangro cuando me pinchan? Cuando me miran sólo ven una careta ensangrentada. Intento acercarme a las personas, mostrarles mi verdadero yo. Pero sus caras reflejan el pánico que sienten, yo me pongo nervioso, y acabo haciendo lo que se hacer. Matarlos. ¿Pero qué pasa con el rostro que hay detrás de las máscara? ¿Qué pasa con el alma que hay detrás de ese rostro?

Hay momentos en los que quiero gritar que me encantan las flores. Que adoro el color rosa. Que, cuando estoy solo, escucho las SpiceGirls. Que soy un apasionado de Física o Química y de Fama. Pero ¿qué diría la gente? Soy un asesino. Nací asesino. O por lo menos es lo único que la gente ve en mi. Por lo tanto seguiré haciendo lo que hago. Eso es lo que se espera que haga.

2 comentarios :

  1. GENIAAAAAAAAAAAAAAAAAAL!!!! sois la leche!!!

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  2. No se, no se, no me fio, tal vez al final, se comería la abejita, a pesar de mirarla con tanta ternura????

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