De entre Dragones, Escribujos y Caballeros


Por mucho que Se dijese a sí mismo que no había caballero en la tierras de los Cárpatos más valiente que él. Por mucho que intentase autoconvencerse de que su corazón encerraba a un héroe como los que habían inspirado los fabulosos cantares de antiguos griegos, al final se conoce de qué pasta está hecho cada hombre. 

Con los ojos sosteniendo las lágrimas y las piernas temblorosas, Teodorico no pudo evitar rememorar la escena que en el hogar familiar, había acontecido en el momento de su partida. Comunicó a sus padres el deseo de partir en rescate de la princesa Audrey, secuestrada en el Castillo del Dragón del Grëosp. Su madre soltó un grito y comenzó a llorar, mientras que su padre explotó en carcajadas, la primera vez que lo hizo en toda su existencia. Lo curioso de estas dos reacciones tan dispares, es que ambas estaban provocadas por el mismo sentimiento. La absoluta certeza de que su hijo era incapaz de cualquier hazaña. Y de que si lo intentaba, el resultado sería su muerte. 

Si no hubiese sido por las palabras de su abuelo Ergoel, que le alentaba a partir en busca de gloria, en este momento estaría atendiendo a los clientes de la tienda de telas con la que la familia ganaba su sustento, en lugar de a un paso de perder las extremidades de una dentellada. Pero el señor Ergoel le había contado maravillosas aventuras de honor y coraje de cuando fue escudero del famoso caballero Agila el Rudo. E incluso le había regalado el oído con relatos de sus supestos nobles antepasados. Así que, espoleado por el patriarca, habíase colgado la vieja coraza y empuñado la mellada y oxidada espada de su abuelo, y se encaminó a ganar un lugar en la historia. 

Pero las palabras de ánimo dichas en la lejanía no servían de nada delante del mismo demonio en forma de Descomunal Serpiente. Este ser, desde hace horas se dedica a escrutarle y jugar con él. Y a buen seguro, en cuanto Teodorico tenga ocasión, pondrá pies en polvorosa y dejará el honor, las princesas y los dragones a otro con menos clientes que atender en la tienda de telas. 

2 comentarios :

  1. Me gusta comprobar que aunque iñaki se tome unas vacaciones tú sigues al pie del cañon!!!!

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  2. vosotros sois mis héroes, seguir luchando asi y ¡vencereis! porque teneis magia con el dibujo y la escritura.

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