El Escribujo tenía un precio.


Todo empezó en Julio del 1985. Mis padres acababan de comprar una televisión. Una Telefunken de segunda mano, con piquetes en la caracasa. En la esquina superior derecha de la pantalla todos los colores tenían un matiz verdoso. No era lo mejor del mercado, pero sí lo mejor que se podían permitir. 

En esos años la oferta televisiva se reducía a dos canales. Ambos de Televisión Española. Yo estaba emocionado e hipnotizado por lo que años después fue denominado "Caja Tonta". Series como David el Gnomo o Quo Vadis, y programas como Viajeros en el Tiempo o Si lo sé no Vengo, llenaban mis tardes. Pero lo que marcó mi existencia fue una pelicula. LA PELICULA. 

Dios quiso que dos de los mejores artistas de la historia se aliasen para dar a luz una obra maestra. La Diligencia. John Ford dirige a John Wayne. Esta fue mi primera experiencia Western. Me quedé prendado del coraje de los cowboys, de la falta de ética de los villanos y de la dureza de la vida en el Oeste. A partir de ese momento mi vida giraba en torno a las peliculas de Vaqueros. El hombre que mató a Liberty Valance, Río Bravo, Murieron con las botas puestas y sobre todo Por un Puñado de Dólares de Sergio Leone, en la que Clint Eastwood se convierte en el prototipo de antiheroe.

Casi sin darme cuenta había tomado una decisión. Yo mismo sería un cowboy moderno. Pero no un oficinista con sombrero y espuelas, sino en vaquero como los de antes. Cuando se lo dije a mis padres me respondieron con dos bofetones épicos. Pero no consiguieron doblegar mi voluntad. Sin el consentimiento ni el apoyo económico de mis progenitores me escapé a Almería haciendo autoestop. Después de miles de peticiones, súplicas y amenazas fui contratado en el Mini-Hollywood. Allí me formaron en todas las artes del perfecto Cowboy. Cuando entendí que no tenía nada más que aprender en ese lugar, me escapé en mitad de la noche. Llevando conmigo el mejor caballo, mis ropas de vaquero y mi revolver.

Desde entonces me dedico a vagar por las llanuras andaluzas. Robo ganado, he asaltado algún tren, me he batido en duelo en infinidad de ocasiones y he buscado oro en el desfiladero de Despeñaperros. Muchos Sheriff Civiles han intantado detenerme, pero sus motocicletas del Seprona no son capaces de alcanzarme cuando cabalgo entre los riscos. 

Hoy soy una leyenda y como todos soy perseguido. Se ofrecen recompensas por mi cabeza. Muchos me conocen como "El loco del caballo", otros como "Don Quijote del Oeste", y mil alias más. Quizá no me comporto como la sociedad espera de uno de sus ciudadanos, pero soy quien soy, y esta es la vida que he elegido.

4 comentarios :

  1. Este dibujo de yorch, me ha gustado mucho, he recordado vivencias muy entrañables de mi niñez.
    Me gustaria ser, la carolyne de tu historia, la dulcinea de Sierra Morena.
    Cuando era pequeña, mi primera peli fué "Rintintin" después la serie "Bonanza" fuí creciendo con todo el salvaje Oeste, Loisiana, Texas, en la pantalla de mi tambien telefunken, pero en blanco y negro.

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  2. A mi me recuerda a cuando me iba de "caza" con mi hermano. Con nuestras escopetas de plástico al hombro, caminando por el campo de Navarra...

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    1. cazando conejos con escopetas de plástico que disparaban corchos!! Eramos unos furtivos en toda regla!!! jajajaja
      Iñaki tenemos que hablar de esto que has escrito ok?

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