La Guerra del Escribujo


Llevo dieciséis meses y catorce días perdido en este desierto. Trece meses desde que perdí contacto con mis compañeros, y por lo menos ocho desde que no me cruzo con ningún tipo de forma de vida. Y a cada momento me pregunto el porqué de mi desolada travesía. Con tan sólo diecisiete años me presenté como voluntario en la oficina de reclutamiento. Mentí sobre mi edad y me alisté en el ejército de tierra de Europa. ¡Que gran error! Mira que mi madre me lo dijo. "Termina la EGB y hazte un FP". Pero yo quería viajar. Y el ejército me ofrecía la posibilidad de conocer este mundo y algunos otros.

En la academia destaqué muy pronto entre mis compañeros. Con tan solo 20 semanas de adiestramiento me destinaron al Pelotón Mecanizado de Reconocimiento Primario. Más conocido como "Los Robots". Se trataba de una unidad de avanzadilla de élite. En un primer momento se componía de máquinas no tripuladas controladas a distancia, pero unos accidentes en el centro de investigación de Inteligencia Artificial, hizo que se cambiaran los planes. Se desarrollaron unos trajes mecánicos, que más bien podrían considerarse vehículos antropomorfos, pilotados desde el interior por los soldados más destacados. La misión de mi pelotón era ser los primeros en llegar y preparar el terreno para el grueso del ejercito.

Hace aproximadamente un año y medio nos destinaron a Rigel 8, un planeta del que nos dijeron que estaba dispuesto a invadir y destruir la tierra, por lo que debíamos anticiparnos para destruirlos antes de que ellos nos atacaran. Pero debido a experiencias anteriores, todos sospechábamos que lo que se perseguía realmente era acceder a las grandes reservas de los yacimientos Grafeno y Fosfatos del planeta. Esto lo confirmamos cuando llegamos allí y vimos que Rigel 8 estaba poblado por tribus nómadas, con un desarrollo tecnológico similar al que teníamos en la tierra en el siglo 4 AC

Nuestras órdenes eran claras. Exterminar a todo lo que se moviese y defender las minas de Grafeno. Pero todo salio mal. Los rigelianos no presentaban batalla. Dejaban que los aniquiláramos sin tan siquiera protestar ni intentar defenderse. Un grupo de la sección décimo primera del quinto ejército nos negamos a seguir matando sin sentido. Otros intentaron forzarnos a seguir cumpliendo órdenes, lo que pronto desembocó en un conflicto dentro de la tropa. Casi todos los soldados del Pelotón Mecanizado de Reconocimiento Primario defendimos a los indígenas y fusilamos o apresamos a aquellos que se ponían en nuestro camino. Pero cuando el mando central se enteró mandó al ejercito blindado para disciplinarnos. Esa disciplina consistía ejecutarnos, así que no nos quedó mas remedio que huir al desierto. Durante los primeros meses permanecimos juntos, y los habitantes de Rigel 8 nos ayudaban y alimentaban. Pero cuando empezaron a surgir traidores que nos querían vender nos dispersamos.

Y ahora estoy aquí. Mis reservas de alimento están prácticamente agotadas, casi no me quedan fuerzas y estoy a punto de caer en la locura. En mis noches de delirio hablo con mi madre y le digo la razón que tenía. Ella me cuenta lo bien que le fue a mi primo con el FP. Había montado una franquicia de Carglass, y ganaba mucho dinero cambiando cristales. Yo le cuento que pronto volveré a casa. Pero ella y yo sabemos que mi casa es mi robot. Mi casa y mi tumba.

2 comentarios :

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