Todo comenzó una tarde de octubre del año 83. Eliodoro Ullate estaba jugando con su primo en el parque de su barrio. Sin darle tiempo a reaccionar, un perro que iba sin correa se abalanzó sobre él y le robó el bocadillo de mortadela con aceitunas que le había preparado su madre. En ese momento decidió que ya era hora de que alguien luchara contra las pequeñas injusticias de la vida. Había nacido el Capitán Coslada.
Con un pequeño antizaf y un palo con una caca en la punta, se enfrentaba a aquellos que abusaban de los más débiles. En su colegio no se volvieron a meter con el gafotas ni con el gordito. Ya adolescente adaptó su vestimenta a los tiempos, y paso de un simple antifaz a un traje completo.
Durante años se enfrento a todo tipo de dificultades. La incomprensión de sus padres, los golpes y las heridas, la crisis del mercado de la lycra, el rechazo de parte de la sociedad... A pesar de todo esto nunca se rindió. Jamás se le pasó por la cabeza abandonar su lucha. Hasta ahora.
Desde hace unos años, las cabinas telefónicas han ido desapareciendo y siendo sustituidas por unos postes que no tienen puertas. Al Capitán Coslada le cuesta cada vez más encontrar un sitio donde ponerse el traje cuando la situación lo requiere. Tiene que recurrir a los baños de los bares, que son pequeños y sucios. Y además le hacen consumir para dejarle pasar. Si esto sigue así prono colgará la capa y se dedicará a la cría del caracol-tigre.
Con un pequeño antizaf y un palo con una caca en la punta, se enfrentaba a aquellos que abusaban de los más débiles. En su colegio no se volvieron a meter con el gafotas ni con el gordito. Ya adolescente adaptó su vestimenta a los tiempos, y paso de un simple antifaz a un traje completo.
Durante años se enfrento a todo tipo de dificultades. La incomprensión de sus padres, los golpes y las heridas, la crisis del mercado de la lycra, el rechazo de parte de la sociedad... A pesar de todo esto nunca se rindió. Jamás se le pasó por la cabeza abandonar su lucha. Hasta ahora.
Desde hace unos años, las cabinas telefónicas han ido desapareciendo y siendo sustituidas por unos postes que no tienen puertas. Al Capitán Coslada le cuesta cada vez más encontrar un sitio donde ponerse el traje cuando la situación lo requiere. Tiene que recurrir a los baños de los bares, que son pequeños y sucios. Y además le hacen consumir para dejarle pasar. Si esto sigue así prono colgará la capa y se dedicará a la cría del caracol-tigre.
Jejejejeje,que divertido, gracias por hacerme reir.
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