Lupin IX resultó ser una anomalía en su familia. Todos sus antepasados se habían dedicado exitosamente al robo de guante blanco. El más famoso de todos fue su tío-bisabuelo Lupin III. El ladrón más elegante que se puede imaginar. Pero él era un desastre. Su padre puso todo su empeño, y dedicó todo el tiempo libre del que disponía en la formación de su hijo. Pero hay que admitir que si Lupin IX no era considerado retrasado mental era por muy poco. Mientras que sus tío y hermanos dominaban todas las técnicas del engaño y la estafa siendo aún niños, Lupín IX apenas sabía decir "agua" sin correr el peligro de tragarse la lengua.
Todo el entorno familiar tuvo paciencia. Se le asignaron trabajos menores, como conducir o seguir a alguien. Pero acababa estrellando los coches o perdiendo al que tenía que vigilar. En una familia que presumía de que no hubiese sido detenido ninguno de sus integrantes a lo largo de la historia, Lupin IX acumulaba antecedentes para llenar tres armarios roperos. La policía le conocía de sobra, e incluso le tenían cariño, por todas las veces que les visitaba. Pero él nunca ha perdió la esperanza, y sin que nadie de su entorno lo supiese, llevaba años preparando su golpe maestro. Un golpe que haría que todos se asombrasen y hablasen de él. Un robo que haría sonreír a todos, pues iba a robar toda la pena del mundo.
Que bonito¡¡
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