Ratón Escribujado

Con la mirada perdida en el horizonte, Jerry repasaba mentalmente su vida. Una infancia llena de escaseces, pero muy feliz. Rodeado de numerosa familia. Había momentos en los que la falta de los bienes más básicos les hacían actuar con contundencia los unos con los otros. Los instintos más básicos de supervivencia salían a la luz. Y al ser el pequeño, se llevaba la peor parte. Esto fue marcando su carácter, y le creo un perfil violento que, más tarde, le llevaría a la situación a la que se tenía que enfrentar ahora.

Pronto encontró una casa en la que instalarse. Era cálida, la comida abundaba, y el gato que la vigilaba no tenía muchas luces. No pudo digerir su buena fortuna. Al tener cubiertas todas sus necesidades básicas, volcaba sus ansias violentas contra el gato. El pobre Tom. Empezó con unas pequeñas bromas. Nada del otro mundo. Pero su intensidad fue en aumento, y llegó a lesionarle de gravedad en varias ocasiones. Hasta el mes pasado, que en una de sus jugarretas Jerry había provocado la muerte del primer hijo del gato. Se le había ido de las manos. Nunca quiso provocar tánto sufrimiento.

Ahora Tom le estaba buscando y quería venganza, y se la merecía. No pelearía.